LA MÍSTICA EN MEDIO DE LA CALLE


(Este blog lo empezó a escribir mi amigo Augusto Perez. Si es la primera vez que entras, lee la reflexión: "Yo quiero que existas"(10/04/2012)

viernes, 30 de mayo de 2014

SEGUIMOS CADA DÍA EN BETANIA

“Betania estaba cerca de Jerusalén, como quince estadios” (Juan, 11,18), es decir algo más de 2 kilómetros. Muy cerca de Jerusalén, es decir, del ruido, de la gente, del quehacer cotidiano. Jesús necesita un lugar muy próximo a donde se desarrolla su vida pública pero discreto, tranquilo, en donde hablar al oído y ser escuchado con atención, sin la aglomeración constante en torno a sus apariciones públicas. ”Allí experimentaba la gratuidad. La familia de Betania le escuchaba sencillamente porque eran sus amigos. Y eso era suficiente. No había otra finalidad”, ha escrito Josep en el blog.

Por algo dice Santa Teresa: “No es otra cosa oración mental... sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama». (Vida, 8,5). Betania es el lugar de encuentro directo, amistoso, con el Señor. Betania es el lugar de oración. Eso es justamente lo que nos ha querido enseñar Josep en las reflexiones anteriores. La Palabra de Dios encarnada, para ser suficientemente escuchada, necesita su Betania, es decir, su rato diario de intimidad, de meditación pausada, lejos del ruido y del jaleo diario. En la intimidad de la propia casa o ante la presencia viva del Pan Vivo que nos espera en tantos sagrarios de tantas iglesias… Así, cada día, podemos ir a Betania, a estar un rato con el Maestro. Y una buena ayuda son estas reflexiones, producto de la oración personal, que nos quedan en el blog.

Y en las múltiples Betanias de todo el mundo está la esperanza de la Iglesia. De pequeñas comunidades, reunidas en torno al Pan y la Palabra, compartiendo la amistad con Jesús y viviendo la fraternidad cristiana surgirá ese impulso que nos lleva a proclamar a los demás: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan, 10,1). Y sentir la presencia cercana de un Dios que no es un concepto, es una persona real que actúa en nuestras vidas. Y así ser fecundos con esta fecundidad “que supone dejarse traspasar por una fuerza capaz de generar vida” tal como nos recuerda Josep.

Las reflexiones de este blog son pura teología, profunda y sólida. No hay especulación o intentos de racionalizar la fe en las páginas precedentes. Hay teología espiritual, enraizada en la Palabra revelada y en la propia vida interior. Josep escribe en este blog que la teología es “la explicación razonada y razonable de una vivencia inefable”.  Por eso se comunica con facilidad, asombra y mueve a la reflexión y a la acción, o sea, a seguir el camino que nos sugiere: buscar la intimidad con el Dios encarnado en este lugar familiar, sencillo e íntimo de Betania.

Decía Benedicto XVI: “Es probable que estemos ante una nueva etapa de la historia de la Iglesia en la que volvamos a ver una cristiandad semejante a aquel grano de mostaza que ya está surgiendo en grupos pequeños que gastan su vida en luchar intensamente contra el mal y devolver el bien al mundo” (La sal de la tierra). Hay muchos granos de mostaza en la Iglesia de hoy. Yo he conocido uno: esta pequeña Betania en torno a la experiencia espiritual de Josep. Doy gracias a Dios por el don de haberla conocido. Estoy seguro que el Señor está muy a gusto con ellos, con cada uno, con su personalidad, sus virtudes y defectos, sus avances y sus retrocesos… Como lo estaría con la primera Betania de Lázaro, Marta y María.

A través de este blog, el grano de mostaza ha ido creciendo, ha ido llegando a mucha gente, ha ido fructificando sin que muchas veces sepamos en cuantos lugares y en cuantos corazones. Los textos precedentes contribuyen a la nueva evangelización, a anunciar la novedad del amor de Dios tal como nos pide el Papa Francisco “Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora.” (Evangelii Gaudium, 11). ¿No hay en estas reflexiones la doctrina de siempre en un lenguaje renovado y cercano?
Textos que se dirigen a todos los lectores, a quienes buscan la confirmación de su Fe y a quienes buscan, sin saberlo, a ese Dios desconocido que San Pablo encontró en Atenas (Hch 17, 22-34) y al que Friedrich Nietzsche dedicó un poema cuando tenía 20 años:
¡Quiero conocerte, Desconocido,
tú, que ahondas en mi alma,
que surcas mi vida cual tormenta,
tú, inaprehensible, mi semejante!
Quiero conocerte, servirte quiero”.

Nietzsche, como Augusto Pérez, el atormentado buscador de inmortalidad protagonista de la unamuniana “Niebla” se asoman al abismo de la existencia humana, pero no acaban encontrando sentido. Si el hombre contemporáneo ensimismado en su yo conociera que en la intimidad de Betania está esperándole la Palabra creadora, la Palabra profética, pero, sobre todo, la Palabra encarnada, del abismo surgiría la esperanza. «Habrá hambre no de pan ni de agua, sino de oír la palabra del Señor» (Amós, 8,1). Una Palabra que alimenta la fe, “que no nos da la respuesta a nuestros interrogantes, pero nos da la confianza de que esa respuesta existe” como nos dice Josep. A esta respuesta nos ha acercado el blog. Gracias, Josep, por ser fiel al Señor y buen transmisor de su Palabra.