GRACIAS,
SEÑOR, POR DARNOS A TOTI
Vivimos
un mundo lleno de pequeños ídolos, de muchas cosas, en el fondo de poca
importancia, que nos cautivan y seducen, desde un cantante famoso hasta el
último modelo de iPad. En cambio no apreciamos las pequeñas y grandes “magnalia
Dei” con que el Señor nos obsequia a largo de nuestra vida. En una de las
escenas más divertidas de “Alicia en el País de las Maravillas”, la inteligente
niña se asombra de las múltiples reverencias con que todo el mundo recibe a los
reyes de la baraja. Y Alicia exclama. ¡Pero si no son más que unos simples naipes!
Pues
sí, muchas cosas que nos rodean no son más que unos simples naipes a los que
damos demasiada importancia. Y, en cambio, nos cuesta ver lo que de profundo y
verdaderamente importante nos pasa en nuestra vida, quizás porque Dios se nos
revela a través de pequeños acontecimientos.
“El
dios de las pequeñas cosas” (The God of Small Things, 1997) es una novela
escrita en lengua inglesa por la escritora india Arundhati Ro, que cuenta las
experiencias de la infancia de dos hermanos gemelos en el estado indio de
Kerala, durante el año 1969. El libro es una descripción de cómo las pequeñas
cosas de la vida se acumulan, se traducen al comportamiento de las personas y
afectan a sus vidas. Lo más probable es que a nosotros nunca nos ocurran cosas
grandes, en cambio nos ocurren cosas pequeñas a las que no podemos tratar como
simples naipes de una baraja.
Una
acumulación de cosas pequeñas es lo que me llevó a conocer a Toti. Y
seguramente esta experiencia será la de muchos los que leen este blog. A lo
largo de este años se han ido acumulando cosas pequeñas para las que quizás
existan explicaciones puramente naturales, pero que a la luz de la fe en un
Dios que no se desentiende de su Creación, tienen un significado más profundo.
Los
pequeños acontecimientos que me han llevado a conocer a Toti, entrar en su
intimidad y escuchar su palabra son una gracia de Dios. Gracias, Señor, por
darnos a Toti, porque él ha sido un acontecimiento vital, en medio de las
pequeñas cosas de nuestras vidas ordinarias. Por aparecer de la forma más
sencilla y ordinaria en nuestras vidas, por compartir nuestro tiempo, por
escucharnos, por regalarnos su amistad y su palabra iluminadora.
Gracias,
Señor por darnos a Toti. Protégelo y hazle fiel. “Que tu mano proteja a tu
escogido, al hombre que tu fortaleciste” (Salmo 79). Haz que siga dando muchos
frutos, que transmita tu amor por los caminos de la tierra. Haz que siga siendo
el oyente fiel de Betania, que proteja su perla, que riegue con su oración la
viña que le has encomendado: “Ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra
plantó y que Tú hiciste vigorosa” (Salmo 79).
Tú,
Señor, “que guiaste con ternura al pueblo que salvaste” (ex. 15.13), haz que
siga guiando a su “pusillus grex”, a su pequeño rebaño por el camino que lleva
a las fuentes de la salvación, a la Vida. Porque Tú has venido para que
tengamos Vida y la tengamos en abundancia.
A
estas alturas el bloguero quiere dar paso a otras voces. Quedan muchas cosas en
el tintero, pero “conviene que Él crezca y yo disminuya”. Hemos rozado las 1500
visitas en dos meses. No está mal para un blog poco conocido. Nos han visitado
de muchos países, hasta de Rusia y de Qatar!. Pero el bloguero debe dar paso a
más experiencias.
Primero
a muchos de los que conocéis a Toti. ¿Por qué no enviáis más comentarios ?
Y
también al propio Toti. Él tiene más palabras y más dotes, él tiene el don de
transmitir la experiencia de Dios.
El
bloguero se despide. Pero el blog no: enviad vuestros comentarios. Y pidamos a
Toti que nos transmita su palabra. Estamos en Pentecostés. Aquellas gentes
oyeron a Pedro cada uno en su lengua. Que buen día hoy para terminar una etapa
y empezar otra.