SORPRENDIDO
POR LA ALEGRÍA
C.S. Lewis es un escritor cristiano inglés conocido, entre
otras obras, por su “Crónicas de Narnia”. Aunque educado en el cristianismo, se
alejó de él en su adolescencia para volver después en una auténtica conversión
narrada autobiográficamente en “Sorprendido por la alegría”. Y sorprende que
hable de la alegría tan profundamente un
hombre que sufrió no poco en su vida, tal como se puede ver en la excelente
película “Tierras de penumbra”.
Lo que a Lewis le seduce del cristianismo es la alegría. El
santo, el místico, el hombre de vida interior profunda no pueden ser tristes, con
cara de pocos amigos. Se nos ha presentado a los santos como seres tristones,
apesadumbrados en medio de mortificaciones o penitencias. Pues bien, como todo
estereotipo, es falso. Sólo basta ver a Toti: su saludo va siempre acompañado
de una sonrisa. Es un hombre alegre, sonriente. Yo no sé si Toti es dado a
mortificaciones. Sólo me consta una: escucharme. En todo caso, debe seguir el
consejo evangélico: “cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los
hombres, sino por tu Padre” (Mateo, 6, 18).
¿Por qué? ¿Por qué los hombres y mujeres de Dios están alegres?
Me lo dijo Toti en una de sus confidencias: sentía en lo más profundo de su ser
la filiación divina, el sentirse hijo de Dios. Resonaba en su interior el
versículo del salmo 2: “Tu eres mi hijo, hoy te he engendrado hoy”. Que todos
somos hijos de Dios es algo que sabemos por la fe. Pero sentirlo profundamente
hasta impregnar toda la vida, experimentar esta filiación como un don, una
gracia de Dios maravillosa, sólo los hombres de gran vida interior pueden dar
razón de ello.
¡Abba Padre! Así se refería Jesucristo al Padre, llamándole “papá”.
¡Padre bendito! dice Toti en su oración. Transmitir este don de la filiación
divina no es fácil. Se puede creer en él, pero sentirlo profundamente hasta
convertirlo en centro de la vida interior es un don. Es curioso que quienes más
y mejor nos han transmitido la filiación divina son aquellas personas más próximas
a Jesús. Por ejemplo, el apóstol San Juan: «Mirad qué amor tan grande nos ha
mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos!» (1 Jn 3, 1).
Mucha ha de ser la cercanía a Dios de Toti para transmitir con una fuerza que
sobrecoge su relación de hijo con su padre Dios.
Decía Chesterton que se había convertido al cristianismo por
amor a la alegría. La alegría cristiana no es la del animal sano, es la del
hijo de Dios. Y es contagiosa. Por eso decía Dostoievski: “¡Cuán bueno
hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera dar su corazón, su alegría. ¡Y
la alegría es contagiosa!”. Pues sí, cuando Toti habla de la filiación divina
se siente transformado. Hasta le saltan las lágrimas. Y renueva por dentro al
que le escucha, ayudándole a volver hacia el Señor como un niño, abandonarse en
sus brazos paternales y decir como el profeta Isaías: “A los pechos de Dios
seréis llevados y sobre sus rodillas seréis regalados'” (Is 66, 12).
Es un regalo de Dios sabernos
hijos suyos. Es un regalo de Dios ver encarnada esta filiación en una persona
normal, que anda por nuestras calles sedientas de infinito y de esoterismos que
no llenan. Solo puedo atisbar de lejos la felicidad de Toti sintiéndose hijo de
Dios, experimentando la gracia de la filiación divina. Cuando le hablo de
planes, futuribles, mañanas… es invariable en su respuesta: Dios dirá. Y para
él no es una frase hecha, es la respuesta operativa de un hijo que confía ad
infinitum en su Padre Dios. Seguro que Toti ha meditado muchas veces las
palabras de Isaías: «¿acaso olvida una madre a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella llegase a olvidar,
yo no te olvido» (Is 49, 15).
Sorprenderse por la Alegría. Ser capaz de perforar el duro suelo de lo cotidiano para descubrir agua en nuestras profundidades y convertirlo en un vergel, hasta llegar a ver que somos Hijos. Hijos que, como Toti, además ejercen de hermanos que te acompañan en el descenso hasta la Vida.Gracias
ResponderEliminarAgradable es el lenguaje cultivado con que se nos presenta este glog ,pero mucho mas importante es lo que se trasmite,despues de haber visto y oido no hay casualidades hay causalidades guiños de Dios para que nos dejemos seducir.Gracias por este blog,por quien lo escribe y sobretodo por el que nos ha ayudado ha descubrir Que Dios nos Ama
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